En la bruma del alma
el corazón estalla en burbujas
que se elevan al infinito
como fuegos fatuos engañosos
En embriaguez porfiada
el alma sigue
el rastro etéreo que circunda
al anhelo insaciable de ternura
Luminosidad que ciega
Aunque oscura y pertinaz
en deseo de sitiar
un espíritu extraño
que todo lo devora
Con gracia concedes
el don de fuga
para luego arremeter con furia
y en amor convertir la injuria
de quien osó intentar
Asediar tu aurora
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